A algunos jugadores les apetece acurrucarse en el sofá con un juego tan acogedor como Stardew Valley, arropados con una manta calentita y llenos de buen rollo. Otros jugadores quieren ser transportados a un infierno postapocalíptico en el que los hongos te consideran comida y tienes que gorronear todos los recursos para sobrevivir, por no decir prosperar.